EL AZUL DE TU TEMPLO
Dibujo tu vientre
con el mar de mis ansias
y mis manos se elevan
descansando en tus alas.
De un pétalo suspiro
sin despegar los labios
en la cornisa candente
de tus salvajes gradas.
Bebo el azul de tu templo
y entre las ramas de un junco
ahora llueve el temblor
que nos cobija enlazados.
Yo te busco en la mirada
de una estrella perdida,
en el perfume del aire
o en el fragor de los sueños.
Y tú me entregas al cielo
en el beso ligero
de una brisa costeña
con piel, sal y arena
en el deseo descalzo.
En el añil de ese cielo
me sumerjo y espero
en hedores de heno
y acaricio tu espalda
con el calor de mis dedos.
***
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