Detenido en algún lugar del mundo
debe estar el hombre que siempre esperé.
Y yo quería tan poco de él...Sólo quería oír el tono de su voz al saludar,
sentir el roce de su mano:áspera como la del campesino
o suave y fina como la del violinista sobre las cuerdas del diapasón.
Quería saber si su piel es clara cual guerrero nórdico,oscura como la del cantero
o levemente tostada por los rayos del sol.Quería conocer su figura
y la cadencia de su cuerpo al caminar, si su espalda es erguida y su pose altiva
o si el peso de la experiencia ha curvado ya su columna y menguado su andar.
Quería saber si su risa es fácil como tañer de campanas al alba, o se manifiesta
con un rictus sereno y cálido como aves migratorias rozando el mar.
Quería sentarme con él un atardecer, y al llegar la noche regalarle una estrella
que le guíe con su luz.Pero también quería que él hiciera algo por mí:
algo pequeño, como regalarme una flor.
Yo no quería fortuna,ni que dejase su tierra por mí.
No quería sacrificios, ni demostraciones de virilidad; sólo quería saber si un sueño
puede hacerse realidad.Yo quería tan poco y lo pedí con humildad.
Yo quería...Yo quise...Ya no sueño más.
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