No me importa
que desates el vuelo
y en la cruz de tus alas
camines muy lejos.
Que dobles mi recuerdo
como un árbol caido
a la sombra de otro árbol.
Que se pierdan mis sueños
andando el camino
de tus sueños secretos.
Es que ya no me importa
que solloce la noche
coronando la sombra
de tu cuerpo anhelado.
O el dolor de mis dedos
cuando al alba amanecen
dibujando en el aire
la silueta de tu alma.
No me importa
que las nubes indiquen
el final de la senda,
ni que nuestros deseos
y los sueños futiles
se conviertan en polvo.
Porque tú,
sobre todas las cosas,
eres un sueño eterno.
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