Algunas veces,
centinela de la luna
soy un alma solitaria
que va tras de tus ojos.
Sacerdotisa en trance
me siento a menudo
frente a este amor;
Llama de soledad
entre un tumulto frío.
Voz de serenidad
en un cielo desbocado.
Laberinto hecho de nudos.
Mírame ahora, amor
con tu mirada inapelable y quieta.
Ahora que la noche aún no está
para esclavizar mi mente
y someter ante mí este silencio...
Ahora que mis vanos anhelos
han levantado su vuelo.
Tantea en mí los allegros,
adivina las mil notas inmoladas
en crepúsculos nostálgicos
de ausencias imprescindibles.
Sublímame el dolor de no tenerte,
hagamos nuestra la paz desconocida
de las almas en vastedad de plenilunios.
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