Escribo en tu beso
que entra por mi ventana,
aprisiono un suspiro
en el dintel de tu palabra,
y le pido permiso
al llanto sutil de la tristeza
para abrir el manantial
que fluye en tu alegría.
Diré, entonces,
susurrando mis sueños a tu oído,
de verdes prados, de miedos
y aguas cristalinas,
de espejos sin ojos,
de incertidumbres y de salvia,
mentas da colores en el aliento
el atardecer de matices fugitivos.
Carnaval en tu cuerpo
intenso como flor de arena,
efímera ola de tu nombre
con alas en mi boca, papel humedecido
repelente a la tinta de mis ansias,
que escriben tu nombre
en la tibia gardenia de tu boca...
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