...dormida estoy, mi amor,
en los brazos del olvido.
Tantos silencios inexplicables
para llegar a tu orilla de sol
y cantarte, cantarte
otra vez hasta la aurora...
un clamor,
un poema revestido de amor.
En tus ojos descansa el dolor
que mi regazo ayer te entregó
Dormida y despierta te amo ¡te amo!
y recuerdo el camino, aquel camino,
cuando el lucero del alba, divino,
venía con tu nombre en las manos
y tú, ángel atronador, me mirabas
con ojos de temprano resplandor.
Tu recuerdo vive en mis alas
como la más bella tristeza de la Tierra.
¿Has visto tú mi corazón?
No, se fue corriendo por las calles
detrás de una hoja que volaba.
La hoja se sumergió en el lago,
se durmió en su fondo -tus ojos-
junto al espíritu estanco, desvalido...
y el alma...el alma,
para siempre desnuda.
Ahora me he vuelto otoño, soy ocaso,
me deshojo despacio...despacio.
Ahora estoy durmiendo...duermo
y te sueño sin descanso.
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