¿Me reconoces?
¿Has sentido alguna vez el ruido
de mis manos, robándote el calor,
o adivinaste un trozo de mi mente
filtrándose en la tuya...?
Ese factor ajeno flotando entre tus sueños
soy yo: errátil, fugaz, inconstante,
destilando anhelos gota a gota.
Parada enfrente de tu blanca playa
con oleaje de estruendos,
o enterrada en un tiempo que no existe:
Lo devoró el azar.
Soy yo, en la soledad,
enarbolando en las alturas
una informe bandera,
un minúsculo retazo de razón:
Mi baluarte.
Tú en la lejanía
y la mirada fija en el horizonte.
Estás contemplando el cielo,
murmurando una canción de amor
¿o es una plegaria?
¿una promesa?
Como una confirmación de ese algo,
una palabra que nos une,
nos da el nombre de distancia.
Tu voz alcanza el firmamento
y explora la vastedad de mi vértigo.
Entonces te despliegas como un lienzo
y una caricia ilumina el infinito.
Puedo sentir los ecos de tu boca
llamándome,y abriéndose camino
entre mi pecho, donde vive el amor.
Es fácil reconocerte
en esa interminable manera
de abrirme el corazón y hacerlo tuyo.
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