martes, 29 de enero de 2008

TE PIENSO

Eres a un tiempo el hoy y el olvido
mariposa inquieta, sueño vivaz,
brisa vespertina que alegra
la incompleta estancia
en mi historial de vaguedades.

¡Cómo sienten mis ojos
el aleteo de tus latidos!

Te pienso, a pesar de las horas
y por encima de ellas, de la espera,
distancia de mi mar hasta tu orilla.

Extrayéndote de todos los paisajes,
excluyéndote de éste
y de cualquier otro mundo.
Pienso en lo que no puedo
ni quiero evitar que me hagas sentir.

Llego entonces al fondo,
de frente, junto a la roca...y confieso:
Me duele tu soledad lejana
y me alegra tu dicha en hondo palpitar,
porque yo soy testigo fiel
de que hasta las grietas desaparecen,
cuando son tus labios
los que emergen de mi sonrisa.

Me duelen tus pasos,
ya de día, ya de noche,
porque yo sé del cansancio
de las baldosas, y de que son los pies
los que alivian del abandono.

Que son tus manos,
en las que ni siquiera piensas,
las que definen la calma de los picaportes
que acallan las neurosis,
ahuyentan, matan los miedos.

Me duele el mar
y la lluvia en la montaña
porque no saben tu nombre,
y aun así te buscan incansables
como espíritu de zafiros
renacidos de un sueño ascendente.

Me duele la felpa de los días
que antecedieron a tu luz incandescente
abrir de ojos mi boca, mi voz latente
que descubrieron los duraznos,

y esta mirada, este danzar de bailarinas
que me dieron los libros cuando te supe.

Vivo en la cabaña asceta
de mi amor por ti,
cobijo, aliento y refugio
que tú pintaste en mi nostalgia
con un eterno atardecer
cuando en ocaso el arco iris
de mis anhelos me despertaba.

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