martes, 29 de enero de 2008

Latidos Sin Nombre

Si lo deseas, puedes bautizar
los latidos sin nombre
que lleva a tu alma
mi aliento contenido,
las cosas sedientas y febriles
que nacen con el alba.

Pero sostenlas levemente,
como harías acaso
con la débil corola de la rosa,
o con las eclípses sílabas
que componen la dulzura.

Dales en el lienzo de tu alma
la insurrecta forma del poema,
la vertebrada columna de la escultura,
el pálido aroma del blanco jazmín,
las notas irredentas de melodías inacabadas.

No tengas miedo si descubres
que mis palabras existen, se rebelan,
duermen a destiempo y agitan el silencio
de las horas de más sol.

Porque ellas se encienden
y caminan irascibles,
como una muchedumbre hacia ti.

Tómalas,
cabalga sobre sus cimas
hasta el oasis de tu corazón.

Sigue la ruta súbita de las arterias
para llegar insomne...implacable,
al jardín recóndito de los sueños.

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