Quimera,
una bella, inaccesible palabra.
Exultante de paz
e ilusionante como ninguna
cuya aurora envuelve
al ser esencial que somos.
Su hermosura es efímera,
como grácil mariposa.
Batel en aguas inciertas.
Aahh...!! Romería de albas
y de lánguidas noches!!
Aquí dos cuerpos.
Allá el pensamiento...
Uno y trino.
¡Qué tortuosa dualidad de concordancia!
La prosáica ambición de nuestras almas
en el pénsil florido de los días.
Quimera, utopía,
sigue de frente, no te detengas,
nunca regreses.
No dejes que tu sombra
aleteando desaparezca
por las rendijas de mi caverna.
Aprieta tiernamente esta cadena.
Llévame contigo a ser eterna!
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