Me compraré un vestido de olvidos
con lentejuelas de canciones,
y volantes de despedidas.
Me lo pondré cada domingo
por si me miran tus ojos
saber que tú me has mirado.
En sus costuras de seda
hay pespuntes de tibias noches
y rayos de luz de luna.
Lleva en su talle fruncido un lazo
y un cascabel de lluvia
Su color es granate y oro fino
como el amor y la sangre;
son palabras prometidas,
cantadas, dichas al viento
que se quedaron en el camino
sin clamores ni estruendos.
Cuando esté ataviada
saldré a tu encuentro de sol
llevando orgullosa el vestido
tejido con el desamor.
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