jueves, 31 de enero de 2008

SENTENCIA

Llueve. Cae incesante la lluvia
en brazos de un destino que clama.
Canta el cielo en lontananza
llantos de amores perdidos,
calimas de nostalgias,
mar en calma, despedidas
y oleajes, trinar de ruiseñores
Llegada de nuevos fulgores,
amanecer de rosas enamoradas
Los destellos se van apagando
como lámparas escanciadas
en la sima del recuerdo.
Te amaré, dijo el alma
y el Universo entero lloró
por la sentencia derramada.

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