Quién dice que es difícil olvidar?
La misericordia del olvido anda
por el mismo corazón
que la vida y el amor.
Y lo redime de su propia y necia
insistencia por vivir.
El mar tumultuoso
se acalla al fin
en su mecida cuna;
Y el fuego del bosque
se queda dormido
en su aposento de ceniza.
Tú y yo, nos hemos alejado
y nuestro ayer
se quedará escondido
bajo la hierba viva y las flores
que se ríen al sol.
He escogido este día para decírtelo,
para visitar tu jardín,
pues la tormenta pasó anoche
sobre mis rosas
y ahora el corazón está en calma.
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