sábado, 9 de abril de 2011

Un destino de tu almohada

Tenerte entre mis brazos,
sentir cómo te duermes
y entender que repones
el significado del mundo...
Allá en la ventana,
las estrellas, el fuego, la gente,
la carretera, los insomnios,
la luz y el sobresalto de la vida.
Aquí, todo inexistente:
Tú te duermes en mis brazos
que son un nido de amor;
amor de desmedida.

Nunca lo confesé...y ahora,
algo me lleva a ello...
me posee, me enciende,
hace que sean ridículos
los otros amantes.
Solo contigo quisiera vivir siempre
si vivir fuera el beso ininterrumpido de ahora.
Ir tocándote,
calcar la ortografia de tu cuerpo menudo.
Callar para retenerte,
ser solo este momento.

Callar, frente contra templo.
Sé que en tu aliento se ocultan
los paisajes de los sueños,
del deseo. Sé que no se abren ventanas.
Te duermes y, si me abrazas tanto sin respirar,
el placer de tenerte
me ha deshecho porque me tienes.
No quisiera nada más que saberme ternura,
el fruto de un bello instante,
un destino de tu almohada.

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